No lo esperábamos, pero finalmente era algo que podía ocurrir dada la cada vez mayor tendencia entre los grandes nombres de la música por vender su repertorio a cambio de desembolsos millonarios. Pasó, en menos de tres años, con Bruce Springsteen, Bob Dylan, Justin Bieber, y la lista se seguro continuará.
Al Katy Perry haber cedido su parte (o participaciones) de los masters (o copias originales) de su discografía a la compañía Litmus Music, fundada por Dan McCarroll, quien fuera director de su actual disquera Capitol Records, lo que hace ella básicamente es brindarle a dicha organización el poder de obtener ganancias a partir de su música 1) por concepto de grabaciones maestras (grabaciones originales de sus temas) y 2) por concepto de derechos de publicación (derecho a reproducir su música en espacios públicos o por medios masivos).
El dinero generado por concepto de grabaciones maestras le permitirá a Litmus Music recuperar de a pocos su inversión de 225 millones de dólares desembolsado a nombre de Katy cada vez que su música sea escuchada en su versión original a través de las diferentes plataformas de streaming, radio e incluso por descargas.
Mientras, las ganancias generadas por derecho de publicación cobrarán importancia siempre que, por ejemplo, "Firework", "Teenage Dream" y todos los demás HITS y no hits de Katy aparezcan en películas, el setlist de un concierto o festival, un anuncio publicitario, un programa de televisión, una copia en formato físico o digital, etc.
Dan McCarroll junto a Dua Lipa.
A raíz de su contrato con Litmus Music, Katy evidentemente ya no podrá percibir ganancias como hasta ahora lo hacía por sus cinco discos (lanzados entre 2008 y 2020), ya que esos 225 millones comprenden un estimado del dinero que ella habría generado gracias a su música de aquí en muchos, muchos años, hasta el día de su muerte e incluso mucho después.
Eso sí, con respecto al contrato firmado entre ella y Litmus, Universal Music Group (compañía de música dueña de Capitol Records) continuará teniendo el control de los másters de la diva, es decir, ellos seguirán decidiendo sobre su música, mientras que Litmus Music podrá empezar a generar beneficios económicos en base a dichas decisiones.
La venta de la discografía de Katy a Litmus no incluye los derechos por su disco "Katy Hudson", lanzado bajo ese su primer nombre artístico cuando tenía 17 años.
Básicamente, lo que ha hecho Katy es ceder la parte de los derechos que ella tenía sobre su música como compositora e intérprete a Litmus. Universal Music Group conserva la suya por haber sido sus financiadores y promotores. Ahora, si la renuncia de Katy a su catálogo implica que ya no podrá acceder a la compra de sus másters de manos de Universal Music Group, responsables de gestionar su flamante éxito durante los últimos quince años, probablemente a Katy sólo le quede empezar a trabajar con mayor posibilidad de inversión PROPIA en sus próximos proyectos musicales.
Claramente, podríamos estar ante un resurgimiento sin precedentes en la música pop en favor de Katy Perry, siempre y cuando ella sepa gestionar el ENORME capital que ahora posee y que podrá gestionar A SUS ANCHAS.