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Tras su estreno el pasado fin de semana, el debut cinematográfico de Lady Gaga como protagonista de su propio film sigue trayendo una cola enooorme ... pero, para salud de los Little Monsters (entre ellos, yo)... por las razones más correctas posibles. La cosa está así: debido al gran papel como director de Bradley Cooper, quien aquí se las ingenia yo no sé cómo para ejercer además como actor; y al gran talento de Mother Monster en el arte de las tablas (que para eso estudió), pero sobre todo debido a su don con el micrófono y esa enérgica interpretación que solo alguien con su voz sabe montarse, la ya cuarta adaptación de "Ha nacido una estrella" (¡Saludos para la divina diva gay por excelencia Judy Garland) viene recibiendo un gran respaldo por parte de la crítica especializada, la que casi como si de un consenso se tratara ha salido en plan horda a asegurar que Gaga ya tendría un sitio seguro entre las nominadas como Mejor actriz al Oscar del próximo año, y lo que es mejor, con grandes probabilidades de salir victoriosa. Se trata, a grandes rasgos, de un fenómeno de aceptación que nadie se veía venir, al menos no al nivel en que viene dándose. ¿Quién dijo acabada? No sé. Si lo oí, lo olvidé.

Verán, los últimos informes aseguran que "A star is born" (por su título en inglés) llegó a recaudar la rectificante suma de 50 millones de dólares en entradas solo este fin de semana. Su competidor más grande, "Venom", por otra parte, casi ni le da espacio a -valga la redundancia- competir con sus abasalladores 160 millones en taquilla. La gran diferencia entre estos dos, sin embargo, radica en la calidad de la que a nadie se le ha escapado carece esta última. La razón, dicen quienes ya la han visto, es la falta de personalidad del antihéroe de Marvel exhibida en la cinta que no se sabe si es malo o qué.

Así las cosas, gente, y puesto que no es propio de mí parte sabotear las malas decisiones de ciertos directores, esta semana la declaro oficialmente la semana "Ha nacido una estrella". ¡He dicho!