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Kanye West ha vuelto a causar una gran polémica luego de publicar, con el consentimiento de Pusha T, rapero que él apadrina, el disco "Daytona", que si bien es cierto no es suyo (en realidad, le pertenece a Pusha) es casi como si lo fuera pues lo ha co-escrito y producido.

El problema del asunto y razón más que suficiente para que West se haya ganado en los últimos días -y con honores- el galardón al malo de la película, surge cuando uno se detiene a ver la portada del hoy estrenado material, que no es otra cosa que la tristemente recordada fotografía tomada a la habitación de Whitney Houston en 2006 donde se dejaba al descubierto ante el ojo público el grave nivel de drogadicción que sufría la artista y que seis años más tarde terminó por arrebatarle la vida, justo cuando todos pensábamos que se había recuperado por completo.

Comprensiblemente, han sido muchos los usuarios de redes sociales quienes han denunciado el uso a toda vista insensible de tan triste captura, la cual, según Pusha, fue adquirida por Kanye por un precio de 85.000 dólares con el único fin de que le sirva de portada, dice él, que porque a Kanye le pareció que la gente debía escuchar el contenido del disco con dicha imagen en mente. Vale decir que el producto original no incluía la portada final, por la que Pusha incluso acepta no haber querido invertir la cantidad mencionada.

El mundo del arte al que pertenece Kanye tampoco ha visto con buenos ojos tamaño atropello, que amenaza con convertirse en tendencia dada la enorme publicidad desplegada, y ha sido Azealia Banks una de las más indignadas, quien tras llamar de "p*ta en busca de atención" a West se ha cuestionado si este se atrevería a hacer lo mismo con algún tipo de registro relacionado con la fatal muerte de Michael Jackson -ídolo suyo- o al de su madre, fallecida en 2004. Azealia cree que no lo haría, pues en el mundo en que West se mueve -el del hip-hop- lo más importante entre los fans es enaltecer la figura masculina en desmedro de las de sus contrapartes mujeres.